Muchas veces, cuando voy a comer a casa de amigos, me dicen, ¿y qué te hago si no comes carne ni pescado? ¿Solo verduras? ¡Vas a pasar hambre!!
Y la verdad es que por comer solo verduras alguna vez no pasa nada de nada, y no hay porqué pasar hambre, pero… para que se queden más tranquilos y yo más satisfecha (me encanta comer!!), sin complicarles mucho la vida, suelo sugerirles que hagan HUMUS 🙂
Y es que el humus es una excelente opción para tener un plato completo, ya que nos aporta todos los aminoácidos esenciales (aquí el garbanzo y el sésamo del tahin se complementan). Y si lo acompañamos con crudites de verduras como zanahorias, pepino, calabacín, pimiento..etc.., ¡redondo!!
Seguramente ya hayas probado esta delicia de receta y es muy probable también que ya hayas experimentado a hacerla en casa, pero tanto si sí como si no, hoy he querido traerte una receta de un humus especial.
¿Que porqué es especial? porque si haces el humus de esta manera lo vas a digerir mejor y así asimilarás los nutrientes mucho mejor. Ya sabes que ingestión no es igual a absorción.
Ahí van los ingredientes (también puedes hacer más cantidad y congelarlo, queda estupendo):
- 100 gr de garbanzos
- una tira de unos 5 cm de alga kombu
- 4 cucharadas de tahin (pasta de sésamo)
- el zumo de un limón
- semillas de comino
- sal al gusto
- aceite de oliva de primera presión en frío
- pimentón dulce

Y ya sabes, mejor si estos ingredientes, o los que puedas, son libres de pesticidas y tóxicos varios.
¿Cómo lo hacemos?
Pon a remojo los garbanzos y cámbiales el agua cada 12 horas (o cada 24h si te va mejor) durante 3 días. Es cuestión de un minuto cada vez y así conseguiremos que los garbanzos se activen, perdiendo todos los antinutrientes que hacen que en ocasiones se difícil su digestión y su asimilación.
Pasado este tiempo se lavan y se ponen a cocer con abundante agua (que sobre, y no importa que se rompan incluso, pero que queden bien blanditos) con los 5 cm de alga kombu. Las algas nos aportan mucho minerales imprescindibles para nuestra salud y además la kombu ayuda a que las fibras de las legumbres (y también de los cereales) se ablanden y sean más fáciles de digerir.
Escurrimos reservando el agua de cocción y batimos: los garbanzos, el tahin, el zumo del limón, un chorrito de aceite de oliva virgen extra, sal al gusto (no te pases que es más fácil poner que quitar) y agua de la cocción de los garbanzos.
Para que no quede ni muy líquido ni muy espeso, el truco es que el agua de la cocción llegue justo a cubrir los garbanzos. Mejor quedarse un poco escasa de líquido que luego siempre se puede añadir para aligerar.
Vertemos sobre el cuenco o plato en el que vayamos a servir y añadimos por encima pimentón dulce espolvoreado, semillas de comino y aceite de oliva virgen extra. También puedes añadir un poco de perejil picadito, ¡a mi me encanta!!
Como te decía antes, puedes acompañarlo con crudites, es decir, con palitos de verduras crudas, o hacer rodajitas de por ejemplo calabacín, pepino, remolacha roja..y untarlo encima como si fueran canapés.. o sencillamente añadirlo al lado de una buena ensalada con bien de hojas verdes, o junto con verduras salteadas u horneadas.. En fin, sus posibilidades son infinitas porque además de ser muy saludable y nutritivo, es una delicia…
¡Ojalá lo disfrutes tanto como yo!